“Yo creo que Dios lo puede todo”
Cuando yo tenía trece años y vivía en Perú, mi abuelo fue diagnosticado con cáncer del higado. Mi familia y yo estábamos muy tristes porque mi mamá había ido al médico y le habían dicho de que solo le quedaban seis meses más de vida. Esto pasó pocas semanas antes de que yo me veniera a los Estados Unidos.
El día que yo me iba a mudar aquí mi abuelo y mi abuela fueron conmigo y mis hermanos al aeropuerto a despedirnos y estábamos muy tristes porque nosotros pensábamos volver a Perú, pero no en seis meses; entonces pensábamos en que no lo íbamos a volver a ver nunca más.
Mientras vivía en Peru, mi familia y yo rezábamos todos los días el rosario para que mi abuelo se mejorara de salud. El cáncer no tiene cura y sabíamos que mi abuelo iba a irse en cualquier momento pero nosotros teníamos la esperanza de que viviera más tiempo. Hasta seguíamos rezando mi papá y mis hermanos ya viviendo aquí en los Estados Unidos.
Pasó un año y mi abuelo todavía seguía vivo, un poquito enfermo pero aún seguía vivo. Nosotros seguíamos rezando y no perdíamos las esperanzas. Pero mi abuelo estaba bastante mal, ya no quería comer, no quería caminar; no tenía ganas de hacer nada. Todas las semanas iba al hospital para hacer quimioterapia que es como un tratamiento.
El año pasado, un par de días antes de la Navidad; llamaron a mi hermana a decirle que mi abuelo había fallecido. Ella y yo estábamos muy tristes y estabamos esperando a que mi mamá llegue a casa de mi tía para decirle lo que había pasado porque nosotros fuimos a Florida a pasar las vacaciones. Llegó mi mamá y le contamos lo que ocurrió y todos rezamos por la memoria de mi abuelo y le dijimos a Dios que cuidara mucho de su alma.
Pasaron los días y me di cuenta de que en realidad mi abuelo vivió más tiempo de lo que el médico le había diagnosticado. Y ya no estaba tan triste porque supe que Dios lo ayudó mucho por darle más tiempo de vida pero mi abuelo ya estaba muy enfermo y creo que fue lo mejor que se haya ido al cielo donde pudiera descansar y no sentir más dolor o ninguna molestia.
Es muy importante rezarle a Dios porque él siempre está aquí para nosotros Él hizo todo lo que pudo y le hizo un favor en llevarselo con él al cielo. Pero si nosotros no hubiéramos tenido Fe, él hubiera fallecido antes. Yo le di gracias a Dios por darme un abuelo tan bueno como él porque fue el único abuelo que tuve. Mi otro abuelo por parte de mi papá falleció muchos años antes de que yo naciera. Mi abuelo Félix que es de la enfermedad, estuvo para mí todos los años del día del padre que no tuve a mi papá porque mi papá se mudó aquí hace nueve años.
Ésto me enseñó en que la vida te va a dar muchos golpes pero uno debe de ser fuerte, no todo en la vida es color de rosa. Pero hay un Dios que lo puede todo y yo creo en Él y sé que algún día voy a poder volver a ver a mi abuelo y agradecerle todo lo que hizo para mí. Él era mi padre y mi abuelo, lo quiero y extraño con todo mi corazón.
Yo he vivido en los Estados Unidos por cuatro años, y mi manera de pensar acerca de tener amigos ha cambiado mucho desde que me mude aquí. Cuando yo vivía en la ciudad de México con mi familia, solía salir con mis amigos a pasear, y casi siempre venían a mi casa a ver películas conmigo o a estudiar para la escuela. Pero yo no me sentía muy feliz de que ellos siempre estuvieran cerca, yo quería tener un poco de tiempo solo, alejado de la ciudad, de mis amigos, y por supuesto de la escuela.
Mi familia y yo llegamos a los Estados Unidos el 14 de agosto de 2006; el día de mi cumpleaños. La primera semana aquí fue genial, porque estuve solo sin nadie que me molestara, solo mis hermanos claro. Pero mi manera de pensar cambio cuando empecé a venir a la escuela en Manteo. Yo no conocía a nadie y al no poder hablar inglés, era difícil para mí hacer nuevos amigos. Después de poco tiempo comencé a extrañar a mis amigos de México porque aunque estar solo era bueno, necesitaba alguien con quien hablar. Me tomó un año para poder aprender a hablar inglés, y aun así me tomó tiempo hacer amigos porque las costumbres son diferentes y la diferencia en cultura lo hizo aún mas difícil.
Comencé a participar en las actividades de la escuela y poco a poco conocí a personas. Ahora tengo amigos y los valoro más porque sé que no es fácil hacer amigos y que aunque estar solo es bueno a veces, también puede dañarte sentimentalmente. Esta experiencia me demostró que hay que valorar la amistad.